Autor: Recodo
Entrevistamos a Gabriela Coka, directora ecuatoriana de Rolo, documental que forma parte de la programación de los 18EDOC. Gabriela ha dirigido los cortometrajes La lengua que se comió el Gato (2014) y Entre Nosotras (2018), que ganó el premio Manuel Calisto a mejor interpretación en el séptimo Festival de Cine la Orquídea. Rolo es su primer largometraje.
Rolo
Rolando Andrade, también conocido como Rolo, es un ecuatoriano que vive 20 años en Argentina y trabaja como reportero gráfico en el diario Clarín de Buenos Aires. Alejado de cualquier “objetividad” carga en su mochila junto a sus elementos fotográficos un conjunto de valores, sentimientos y miradas que despliega permanente en su que hacer cotidiano. En la búsqueda del registro de la noticia, el protagonista es absorbido por la contienda electoral de Argentina y en ese marco, sus afirmaciones conviven con la dualidad del amor y el odio como insumos de construcción política.
- ¿Cuánto tiempo te tomó realizar la película?
La película me tomó cuatro años. En una primera instancia, me dediqué a seguir al personaje, conocer su rutina, pasiones, facetas y sobre todo aprender del rubro del fotoperiodismo. Yo venía de ser montajista, así que fue un desafío excitante el salir detrás de este personaje por las calles de Buenos Aires con nada más que una cámara. Fue un arduo trabajo el aprender a exponer con rapidez, entrenar el cuerpo, conocer a los diferentes actores sociales que componen la cultura y política Argentina.
- ¿Cómo se desarrolló tu relación con el personaje durante la realización de Rolo?
Llegué a Argentina hace casi diez años y el día que encontré mi primer hogar tuve la suerte de que Rolo fuera mi vecino. No conocía a nadie y Rolo se volvió mi amigo, mi confidente y, con el tiempo, parte de mi familia. En el 2010 viví en su casa y recuerdo verlo entrar y salir exhausto, cargado de encuentros e historias que despertaban en mí curiosidad e inquietud por ese Buenos Aires que aún no conocía. Fue en el 2014 que, a partir de una consigna de la clase de Dirección IV en la Universidad del Cine, me di el gusto de seguirlo. Desde que prendí la cámara, seguirlo se tornó en una aventura. Encontré que la elección de retratar a este personaje tan comprometido con su profesión, me permitía ser tomada por una periodista y con ello fluir y desplegarme de una forma imperceptible en medio de la gente. Descubrí que el periodismo, para el personaje, es más que una profesión, es una pasión, lo que le da sentido a su vida; y presentía que ahí, de alguna manera, podía retratar su corazón. Por mi parte seguir a Rolo, al fotógrafo, era una invitación constante a mirar y a descubrir su mundo, lo cual terminó siendo el gran aprendizaje de este viaje.
Lo seguí por casi 6 meses y edité secuencias hasta el cansancio. Esa invitación a mirar me llevó a una gran meseta, frustrante por momentos, donde sentía que podía grabar eternamente sin contar una historia. Fue ahí cuando dejé de filmar. Observé a mi personaje con más distancia y noté que detrás de la simpatía y comentarios alegres había mucha preocupación. En ese entonces, Argentina se estaba inundando de colores y globos, seguidos de la frase “cambiemos”, frase que acentuaba la grieta y enemistad entre los argentinos. Entendí que su preocupación estaba en que “el cambio” era para él un regreso a los años noventa signados por el neoliberalismo, y tal regresión parecía inevitable. Yo le preguntaba si eso era posible y el siempre firme decía: “ ¡Naaah, vamos a ganar!”. Fue así que decidí apostarle a mi intuición y preparé todo mi arsenal: una cámara y el apoyo de Felipe Nieves como sonidista, con quien nos enrumbamos a las elecciones presidenciales del 2015 y sin realmente saber, capturamos un momento bisagra, tanto en la vida del país como en la vida de Rolo.
- ¿Por qué decidiste enviar tu película a los EDOC? ¿Qué piensas de que tu película se muestre en el festival?
Decidí enviarla al EDOC porque quiero regresar a través del cine a mi país de origen que es el Ecuador. Deseo compartir de alguna manera todas aquellas experiencias que viví en Buenos Aires. Si bien los actores sociales y los escenarios son distintos, pienso que la historia trasciende a la Argentina y bien podría verse y contextualizarse en Ecuador. Mi intención es compartir esa invitación a mirar y con ellos repensar y cuestionar nuestro mundo circundante.
- ¿Cómo fue el proceso de edición y el trabajo de montaje de Rolo?
El proceso fue largo debido a que una vez concluido el rodaje dejé el proyecto por un año. El documental fue tan revelador para mi que necesitaba ver si lo que Rolo pronosticaba era real y terminó siéndolo. Yo no podía aislarme del mundo para editar la película, necesitaba vivir el día a día, necesitaba seguir en las calles y ver a la Argentina con mis ojos y no con los ojos de los medios de comunicación. Fue después de un año de presenciar un cambio tan radical (decretos, tarifazos, despidos y hasta represión), que me dejó perpleja, decidí, como una forma de desahogo y de pulsión de vida, retomar el proyecto. No tenía ni un centavo para pagar la postproducción, así que en un primer momento traté de hacerlo sola, una tarea casi imposible para mi. Tuve suerte de que Mendy Martinelli aceptara el desafío de editar la película conmigo. Juntas armamos una suerte de primer armado que me permitió seguir sola después de que ella decidiera mudarse a España. Sin su ayuda no sé cómo se hubiera terminado de editar esta película.