La décimo novena edición del Festival EDOC es atípica por muchas razones. Algunas obvias, otras no tanto. Entre las obvias tenemos que la edición se realiza en el contexto de crisis generalizada por la pandemia de Covid19, que provocó en nuestro caso la decisión de que la edición se realice en modalidad en línea. Esto, a su vez, implicó que nuestra programación sea pensada desde allí, desde la posibilidad de compartir los filmes que la conforman para su visualización en pantallas pequeñas, sin que por ello se pierda la calidad estética y la propuesta de lxs realizadorxs. Nos obligó entonces a imaginar una programación apta para la pantalla chica, pero no por ello menos potente. Nos obligó también a reflexionar sobre la experiencia cinematográfica misma y experimentar modalidades de visionaje particulares. De estas reflexiones resultaron las dos modalidades bajo las cuales el festival funciona este año: En vivo, para las películas que están disponibles de modo gratuito y visionaje «streaming», y Bajo demanda para el resto de la programación que podrá ser visionada a lo largo del festival sin horario fijo y con costo.
El reto para nuestrxs programadorxs fue doble: con pocos recursos y a falta de convocatoria amplia, como se llevaba a cabo en otras ediciones, buscar películas que puedan hablarnos del momento actual tan particular que vivimos, que sean pertinentes, sensibles, y que nos inviten a reflexionar. Es así que surge esta propuesta de programación de 24 largos y 4 cortos que, por primera vez, no estarán organizadas por secciones. El festival EDOC en línea se plantea para un recorrido de modo abierto, en el que cada espectador pueda plantear su propio camino. Se trató de potenciar la naturaleza misma del lenguaje hipertextual de la red, que permite asociaciones entre contenidos diversos, sin perder de vista por ello que también es necesario podernos encontrar en el abanico infinito de posibilidades que están colgadas en internet. Nuestros programadorxs proponen entonces, a modo de orientación, las siguientes posibilidades de recorridos, de rutas que permitan descubrir la programación teniendo en mente ciertos temas, ciertas inquietudes, ciertas sensibilidades comunes.
Mirar hacia dentro / Mirar juntos / Nuestros tiempos
Una conversación con nuestrxs programadorxs
¿Cuáles son los temas e imágenes más relevantes que evoca la programación de este año ? ¿Qué ruta de navegación sugieres para que los espectadores de los 19EDOC puedan sacar el mayor provecho de la programación que ofrecemos? Planteamos estas preguntas a nuestrxos programadorxs : María Campaña Ramia, Albino Fernández, Lisandra I. Rivera, Daniela Delgado, Christian Obando, Maife Troya.
– Lo que tienen Zumiriki, Nunca subí el Provincia, El silencio que queda y también El campeón del mundo es que plantean una confrontación contigo mismo, ¿no? … porque son películas que hablan de cómo tú vives, lo que estás siendo en tanto protagonista, sobre el yo… En El campeón del mundo, si bien la relación entre padre e hijo es lo fundamental, el padre está continuamente reflexionando sobre lo que él era, sobre lo que es hoy…sobre lo que le va a dejar a su hijo.

Fotograma: El campeón del mundo, de Federico Borgia y Guillermo Madeiro
– Y El silencio que queda es sobre esta mujer que, a partir de la muerte de un amigo, se confronta con ella misma, tal vez a manera de duelo por su amigo; y en Zumiriki el realizador vuelve, en un ejercicio de locura, al lugar en donde iba de vacaciones cuando niño, se queda ahí a vivir unos meses y hace unos ejercicios de observación, reflexiona sobre el tiempo y lo que significan los espacios. Comparten una cosa, confrontarse consigo mismo, con tus fantasmas del pasado, preguntarse quién eres… me parece que Nunca subí el Provincia también tiene un poco de eso… asimismo La cordillera de los sueños, porque para Patricio Guzmán es como una película recapitulativa de su vida, ahí hay algo de él, en esa cordillera que llama « mía », por ser testigo de lo que vivió.

Fotograma: El silencio que queda, de Amparo Garrido
– Los fantasmas del Caribe igualmente es una película personal sobre el director y su búsqueda existencial, además es una historia de familia. El director se confronta a sí mismo a través de su familia, su pasado. Los cortos de estudiantes de la UArtes Cómo repudiar a tu padre y La luna me sigue plantean algo similar, una reflexión sobre la ausencia y el pasado.
– Creo que en general hay como una mirada introspectiva, muchas películas que te llaman a ver hacia dentro; es como que luego de ver hacia adentro, hay otras que hacen explotar esa mirada hacia afuera. Espero tua (re)volta es quizás es como la explosión y Niña mamá es una película más hacia adentro, con una cámara más quieta, más observadora y con mucha atención. Compañía tiene también una mirada más atenta, y luego Mirador…la historia de amistad de tres personas no videntes en el campo uruguayo, que igualmente se puede asociar con El silencio que queda, al evocar la sensibilidad del ornitólogo ciego que es capaz de identificar a las aves por el sonido que hacen.

Fotograma: Compañía, de Miguel Hillari
– Compañía es una película del territorio, no, … de la tierra, de lo que te pertenece… me conmoví mucho con las imágenes bellísimas de los Andes, fotografiadas en planos largos, muy bonita, muy sutil, sin narración. Una película de una belleza conocida, que también habla de lo comunitario, de cuidar al otro: están todos en la iglesia juntos, o todos cosechan juntos, hay algo en la forma en que está retratada la comunidad que hace que tú sientas, que te transportes a esa vida de las comunidades indígenas … tiene una mística. Como que el director trata de transmitir esa mística de lo individual y de lo colectivo también, de acompañarse, de cómo funciona una comunidad.
– En cambio en Hi, Artificial Intelligence, la gente se encuentra justamente por el efecto contrario, porque es gente que busca robots para acompañarse y cuidarse. Hi AI, habla de esos extremos a los que hemos llegado como humanidad, en el diálogo entre lo humano y lo no humano, en el sentido de dónde está el límite, quién cuida a quién, sean animales, sean robots, estas relaciones que están cada vez más presentes. De hecho sucede también en Island of the hungry ghosts en donde cuidan a los cangrejos y tienen a los humanos encerrados en este centro de detención en una isla australiana sin posibilidad de salir… allí una terapeuta trabaja con refugiados que viven como en una cárcel sin sentencia, sin posibilidad de salida, esperando que sus casos se resuelvan. Y en la misma isla el estado cuida de los cangrejos rojos que una vez al año salen de la selva al mar y el país se detiene… cierran carreteras para que nadie los pise, es el tema de la perspectiva desde donde se miran los problemas…

Fotograma: Hi, A.I., de Isabella Willinger
– La isla de los pájaros es asimismo una película política sobre qué es normal y qué no, son los humanos cuidando a los pájaros y tú te preguntas: pero, ¿estos humanos están absolutamente locos? Más que locura, es lo absurdo de llegar a extremos como tener que hacer crecer una población de ratas para cuidar los pájaros, tener que poner a una gente que está aislada de todo y que está haciendo esa tarea sin mayor convencimiento… solo ves en el trasfondo la cuestión del cambio climático y la contaminación que empieza a aparecer en las vísceras de los animales. Entonces entiendes un poco el porqué de toda esta empresa que parece absurda, que en el día a día no tiene sentido. En La isla de los pájaros vemos gente que busca los pájaros para cuidarse, un sitio para curarse, un sitio en donde están cuidando de los pájaros pero al mismo tiempo es como terapia para ellos también…
– Otro sitio para curarse es el retratado en Diz a ela que me viu chorar (Dile a ella que me vio llorar), en la que acompañamos la cotidianidad de un grupo de personas adictas al crack que conviven en un edificio en Sao Paulo, en el proyecto Hotel Social Parque Dom Pedro, que luego sería cerrado por las autoridades. Vemos momentos de amor y desamor, de cuidado, de solidaridad, entre los habitantes de este lugar destinado a desaparecer.
– Niña mamá, Diz a ela que me viu chorar (Dile a ella que me vio llorar), Les sauteurs, El silencio que queda, Mirador, La vida en común, Construcciones, todas hablan a su manera sobre los cuidados. En Les Sauteurs, por ejemplo, a pesar de que el filme retrata el intento desesperado de miles de personas para dar el ansiado « salto » a Europa en el enclave español de Melilla en el norte de África, también se trata de camaradería y solidaridad entre quienes esperan que sus vidas tomen mejores rumbos en caso de lograrlo.

Fotograma: Les Sauteurs, de Abou Bakar Sidibé
– Ahí también podría estar El campeón del mundo: son ellos solitos, padre e hijo, y dependen el papá del hijo y el hijo del papá para sostenerse. Para el padre, su existencia está justificada porque existe el hijo, y el hijo en cambio quiere crecer…sí, empezar su propio camino. El corto Ciudad de mujeres igualmente trata de aquello, a través de la valentía de una mujer que decide independizarse con sus hijas y cortar los lazos que le mantenían atada a una convivencia marital forzada. El camino propio no es evidente para las mujeres en general en nuestras sociedades.
– Tal vez esta idea de legado también puede leerse en Esperando el carnaval, una película luminosa pero también algo triste que reflexiona sobre el espacio al que el director iba de niño con su padre, que era cobrador de impuestos. Y ahora ese lugar se convirtió en otra cosa, un polo de fabricación de jeans. Algo que es muy conmovedor de la película es cómo el director ve ese esquema laboral como una tragedia mientras los protagonistas lo ven como un triunfo. Entonces existe esa confrontación de cómo los personajes ven su realidad y cómo el director la mira desde otro lugar.
–Ficción privada igualmente trata sobre los padres del director, Andrés di Tella. Es un filme por momentos epistolar que va trazando un recorrido íntimo por la memoria del cineasta argentino, una película llena de posibilidades y puertas de entrada por medio de un lenguaje muy sofisticado y a la vez cercano. Es un filme sobre los padres del director pero bien puede ser sobre los nuestros. Ese carácter epistolar al que me refería es el motor de Nunca subí el Provincia, literalmente una película escrita a mano, que habla del espacio, del territorio, desde una perspectiva profundamente introspectiva. Y después tenemos a la fantástica Responsabilidad empresarial, en la que el director trabaja mucho en los espacios, sus significados y lo que en ellos queda grabado de la memoria de un país. Por otro lado, la película del colectivo chileno Mafi, Dios, me parece una película que también reflexiona sobre el estado de ánimo de una sociedad y mide la temperatura de un momento preciso: el ánimo actual de los chilenos tomando como pretexto de la visita del Papa Francisco. Como Espero tua (re)volta. Son dos películas del aquí y ahora, más urgentes y ancladas en un instante preciso… Dios, nuevamente, es una construcción colectiva de un país. Todos estos son filmes que gravitan alrededor de la idea de la patria, de los ancestros, los padres, no siempre desde lo familiar, sino también la patria como un territorio compartido, como territorio afectivo.
– Construcciones también, retrata un padre que es guardián de edificios en construcción durante el día y por la noche construye un hogar para su hijo. Otra vez el tema padre-hijo, pero también el tema del espacio físico y afectivo, en este caso entre espacios inacabados y construcciones informales, para hablar del afecto del padre por su hijo. Pensando en la arquitectura misma, o en la construcción, en lo concreto… hay una cuestión bien fuerte de la presencia humana en el territorio, de las obras públicas, Suspensión es el gran ejemplo de eso, sobre los muertos y enterrados en esos puentes nunca acabados en el Putumayo en Colombia.

Fotograma: Construcciones, de Fernando Martín Restelli
– Es más como La cordillera de los sueños, ¿no? Lo que pasó en esas tierras… la memoria… en el caso de Patricio Guzmán no son construcciones humanas, son más las montañas, los Andes, pero comparten la idea del espacio físico como algo que se « traga » los hechos, y los guarda luego en la memoria. También en la película sobre las fábricas en la dictadura en Argentina, Responsabilidad empresarial, se trata de la historia que está por detrás de esos espacios físicos.
– Carelia, ¿no va por ahí también? Es una linda peli, habla de un bosque entre Finlandia y Rusia en donde sucedió una gran matanza a finales de los años 30, en la época estalinista, y el director filma una familia finlandesa que vive en ese bosque… es una especie de denuncia poética para no olvidar. Es el bosque el que ha sido testigo de esta cosa terrible, y entonces habla sobre el paso del tiempo… Carelia está atravesada por cosas distintas, es también sobre una familia y sobre un territorio atropellado… trata del espacio, la naturaleza, el territorio, como testigos de la memoria. En La cordillera de los sueños igualmente hay algo de eso, porque se habla de la cordillera como un testigo inmóvil, un testigo estático que vio todo y que no habla.
– Estaba pensando en los jóvenes, que en general han sido los protagonistas de muchas de las películas… siempre los jóvenes son personajes de montones de películas del EDOC, de alguna manera todo ese empuje y esa energía que refleja la juventud, esas ansias de búsqueda de un joven para mí siempre significa el futuro, ¿no? Como que ellos son los que construyen o los que absorben el presente, en toda su dureza… claro. Está esa película política sobre luchas y movilización vista desde jóvenes de secundaria, de Brasil, Espero tua (re)volta, es una peli hecha por y para que la vean los jóvenes. Por cómo está narrada, cómo los personajes asumen ellos el ir contándote las cosas con sus códigos, en su lengua…

Fotograma: Niña mamá, de Andrea Testa
– Y está Niña mamá que de alguna manera también es de jóvenes, desde otro ángulo, jóvenes víctimas, es una película dolorosa, habla mucho sobre nuestros pequeños subdesarrollos, tremendamente pertinente sobretodo para el Ecuador, donde el embarazo adolescente es tan alto. Es muy intimista y muy política a la vez. De igual forma están los cortos de los jóvenes cineastas, estudiantes de la UArtes. Entre mangles y derivas por ejemplo vuelve al tema del territorio y retrata una comunidad pesquera en el golfo de Guayaquil en medio de una fuerte tensión entre un territorio natural y un paisaje industrial.
– Esos cortometrajes, y Espero tua (re)volta, Les sauteurs, Hi AI, pueden verse con toda la familia. Son películas intergeneracionales que podrían mirarse con vecinos y amigos. Dios también, es una propuesta un poco juguetona con el público, como Walking on water, una sinfonía entre la belleza de los planos, lo ilógico, lo absurdo y lo real…
En definitiva, esperamos que con esta programación corta pero potente podamos hacer el ejercicio de mirarnos de modo introspectivo, desde dentro, desde una reflexión y confrontación con nosotrxs mismxs, con el pasado, la memoria, la familia. Para luego proyectarnos hacia fuera, en la posibilidad de mirar juntos aún siendo diversos. Del compartir, cuidarnos, hacer comunidad, luchar juntos. Por un territorio, por no olvidar el pasado, por rendirle honor a los muertos que nos han dejado, por construir una patria más allá de las fronteras, un lugar común, conocido y compartido. Por ese lugar, el mundo de hoy, es imperativo pensar en la relación que como especie, como humanos, tenemos con todo lo que nos rodea : el planeta, los animales, las cosas. Esperamos que esta muestra documental pueda evocar para nuestros espectadores algunas de estas imágenes. Hemos pensado en nuestra programación como una oportunidad para reunirse, para mirar en familia y con amigos, con vecinos, entre gente de diversas edades y horizontes.